Tras soportar lo inimaginable, un pitbull sordo se vio obligado a luchar por su vida. Picado por miles de abejas, su cuerpo quedó cubierto de dolorosas ronchas y ampollas.
Pero el peor golpe llegó después: su familia lo abandonó en un refugio, sin querer cuidarlo en su momento de necesidad.

El perro, al que sus rescatadores posteriormente bautizaron Stinger, llegó al refugio en estado crítico. Las ampollas causadas por las picaduras de abeja eran graves y sus posibilidades de supervivencia parecían escasas.
El refugio, abrumado por la magnitud de sus heridas, no tenía recursos para ayudarlo y tomó la desgarradora decisión de considerar la eutanasia.
Ella sabía que no podía dejar que su historia terminara allí.
La familia de Stinger se negó a aceptarlo, dejando a Carri y a su equipo como su único recurso. Sin perder un segundo, comenzaron a curar sus heridas. Su recuperación no fue fácil.

Además del daño causado por las picaduras de abeja, desarrolló una infección cutánea y sarna sarcóptica. Las pruebas también revelaron que padecía pénfigo, una enfermedad autoinmune con la que vivirá el resto de su vida.
Debido a la complejidad de sus cuidados, Stinger no podrá ser adoptado. Pero eso no significa que no tenga hogar.
Encontró su hogar definitivo con una familia de acogida comprometida a brindarle todo el amor, el cuidado y el tratamiento médico que necesita. LuvnPupz continúa apoyando su cuidado continuo.

Hoy, Stinger es casi irreconocible comparado con el perro que llegó al refugio. Sus ampollas han sanado y ha recuperado su hermoso pelaje blanco.
A pesar de todo lo que ha pasado, está lleno de vida: es juguetón, cariñoso y está rodeado de personas que realmente se preocupan por él.
El viaje de Stinger es un poderoso recordatorio de que, incluso en los momentos más oscuros, la bondad puede cambiarlo todo. Ahora, vive la vida que se merece, seguro, amado y nunca más abandonado.
